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Periodismo

“Zonas Ocupadas”: Académicos y estudiantes de Periodismo UDP colaboraron con reveladora investigación de Ciper

20 / 04 / 2021

El proyecto es parte de una alianza con el Centro de Investigación y Proyectos Periodísticos (CIP UDP) e identificó la penetración del narcotráfico en la Región Metropolitana.

Esta semana Ciper publicó la serie de reportajes “Zonas Ocupadas” (Parte 1 y Parte 2), investigación que indaga qué territorios de la capital están bajo dominio del narcotráfico y donde sus habitantes viven prácticamente al margen de la protección del Estado, expuestos a la violencia y con escasez de equipamiento urbano. La publicación contó con la colaboración del Centro de Investigación y Proyectos Periodísticos (CIP) de la UDP, y su coordinación editorial fue realizada por Pedro Ramírez, director de Ciper, y Andrea Insunza, directora del CIP, ambos académicos de nuestra Escuela.

“Ciper hizo este levantamiento y cruce de datos en 2009 y 2012. Casi 10 años después, en esta nueva versión, el CIP colaboró en el levantamiento inicial de datos y en incorporar al equipo al ingeniero Pablo Arriagada, quien analizó la información y visualizó estos datos en un mapa interactivo. Nuestro objetivo fue enriquecer esta versión de un proyecto que nos parece vital desde el punto de vista del interés público, pues sólo en la Región Metropolitana más de 1 millón de personas conviven con el crimen organizado, en zonas donde el narco ha aumentado su poder y el Estado está prácticamente ausente”, explicó Andrea Insunza.

El levantamiento inicial de datos comenzó el 2 de abril de 2020 y en esa etapa participaron Magdalena Advis, Camila Bohle, Antonia Fava y Claudia Saravia, todas exalumnas de Periodismo UDP. Su trabajo fue coordinado por Juan Pablo Figueroa, entonces académico UDP y hoy director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado.

“Estuvimos dos meses recopilando información de las directivas de distintas organizaciones, pidiendo datos a la PDI de las zonas donde tenían delitos con mayor connotación social, viendo dónde se encuentran los principales servicios básicos de cada zona, etc. Todo para luego crear una base de datos, trabajar con Google Earth y cruzarlos. Fijábamos un radio desde el centro de la población hacia afuera y veíamos qué había dentro de ese radio”, comenta Claudia Saravia, egresada de nuestra Escuela.

Y agrega: “Para nosotras fue súper desafiante y exigente. Nos quedábamos hasta las 3 de la mañana sólo cruzando datos. Pero éramos un grupo muy consolidado y nos apoyábamos en todo. Creo que fue una gran oportunidad. Acá nos enseñaron, en la práctica, a trabajar con periodismo de datos y eso nos ayuda a perfeccionarnos como profesionales, ya que pudimos profundizar en esa área en específico que es muy útil para las investigaciones”.

Al trabajo con los datos se sumó el reporteo en terreno a cargo de la periodista de Ciper y académica UDP, Gabriela Pizarro. Su labor contó con el apoyo del estudiante Sebastián Ruiz de Gamboa, quien participó del proyecto como parte de su práctica profesional. “Conversé con empresas de reparto y proveedores de servicios básicos para poder entender por qué no llegaban hasta estos lugares. Posterior a ello indagué en plataformas como Google Earth para recorrer estas zonas de manera virtual y así tener una perspectiva visual más completa (…) Para mí el periodismo tiene que estar en ese tipo de lugares, para cuestionar y presentar una visión crítica donde el Estado no se ha hecho presente”, señala Ruiz de Gamboa.

La evolución de las “Zonas Ocupadas”

En 2009 Ciper publicó la primera versión de “Zonas ocupadas”, donde profundizaba en la realidad que viven estos territorios controlados por bandas de narcotraficantes y donde se experimenta la ausencia del Estado, con escasa presencia policial, de ambulancias o bomberos; sin acceso a servicios como supermercados, bancos y farmacias, y catalogadas como “zonas rojas”, pues proveedores de servicios básicos como luz, agua o servicios como el correo y el delivery, consideran peligroso entrar a esos sectores. En 2012, se realizó un nuevo levantamiento de datos, actualización de cifras que mostraban un peor panorama: las zonas ocupadas pasaron de 80 a 83.

Hoy, 12 años después, Pedro Ramírez reconoce que se encontraron “números mucho más duros, mucho más dramáticos”. El director de Ciper destaca una de las cifras más reveladoras de la versión 2021 de las zonas ocupadas: “De 660 mil personas que vivían en estos lugares hace 12 años, pasamos a un millón doce mil personas, quienes se encuentran, además, sometidas a las reglas que impone el crimen organizado”.

Una de los elementos que logró capturar la investigación es cómo la influencia del narco ha resultado en un aumento de la violencia en las distintas capas de las zonas ocupadas. Según Ramírez, los enfrentamientos “se producen no sólo por ‘ajustes de cuentas’ o disputas territoriales, sino porque al interior de estas villas hay personas que cumplen labores de vigilancia para el crimen organizado y que circulan armados. Esto provoca que las peleas de fútbol de barrio, cruce de vecinos o discusiones en una fiesta porque alguien sacó a bailar a la pareja de otro, puedan terminar a balazos”.

El también académico UDP indica que una de las cosas más ilustrativas que lograron constatar es que “en estas poblaciones hace once y ocho años, los vecinos sentían que estos fenómenos de las balaceras, o la ráfaga de fuegos artificiales, eran algo extraordinario. Sin embargo, ahora los vecinos lo sienten como algo normal. Ya se acostumbraron a vivir con estos grados de violencia, por lo que evitan ‘meterse’ en problemas. No esperan una respuesta por parte de Carabineros cuando se producen estos incidentes, porque ya saben que no aparecen”.

 

Por María Belén Dupré